viernes, 15 de julio de 2011

Ranferí Aguilar

• Nació en Guatemala el 8 de enero de 1960.   

• A los 11 años comenzó sus estudios de guitarra en     Bolivia con el instructor brasileño Mario Rodríguez Serrano.

• En 1979 fundó Alux Nahual, junto con sus primos Álvaro y Plubio Aguilar.

• El primer disco de la banda se grabó en 1981 titulado Alux Nahual, y el último álbum de estudio fue Se cantan retratos, en 1996.

Libre Sentimiento, una de las canciones más significativas en la carrera del músico, figura en el disco de 1987 titulado Alto al fuego.
Lanza su primer trabajo en solitario, El hacedor de lluvia, en 2002.
Edita su segundo disco Las Mujeres Jaguar en el 2007.
Su música favorita es de Pink Floyd, Led Zeppelin, Jorge Reyes y Silvio Rodríguez, además del folclor sudamericano y africano.
Este cantautor guatemalteco de larga trayectoria utiliza instrumentos mayas para darle vida a sus canciones.

Desde hace más de 10 años, Ranferí Aguilar ha encarnado la fusión de música étnica maya con melodías contemporáneas, gracias a exploraciones históricas y experimentaciones con instrumentos de época.  De manera personal ha profundizado en este campo con la incorporación de caparazones de tortuga, sonajas de barro, chirimía, tun y flauta de madera.  Ha utilizado también medios poco convencionales, como percusiones corporales con acompañamiento de guitarra y bajo eléctrico.

Con este singular estilo ha grabado dos discos como solista: El hacedor de lluvia y Las mujeres jaguar.  Ambos se basan en leyendas mayas y los ha presentado en el extranjero con muy buena acogida por parte del público.  Actualmente ofrece recitales e imparte talleres de música maya, mientras trabaja en su próximo material.


Su trayectoria
El interés por este tipo de expresión surgió durante su infancia, parte de la cual transcurrió en Bolivia y Ecuador, en donde practicó música creando carnavalitos y sambas.  En 1979 fue uno de los fundadores en Guatemala del grupo Alux Nahual, con el cual inició la búsqueda de raíces mayas y sonidos étnicos.  La banda encontró mucho de lo que buscaba Ranferí, pero fue derivando hacia el rock, logrando convertirse en el más importante representante de ese género en el país.

A finales de los 90 la agrupación se separó y esa fue la oportunidad de Aguilar para buscar su propia voz.  “Mi investigación es una excusa para un proceso creativo, yo no toco música maya, la propuesta es una fusión de sus instrumentos con melodías contemporáneas, son mis composiciones y es toda mi propia locura”, explica el autor.


Orgullo en el extranjero
De esa premisa surgió el proyecto de impartir talleres en otros países.  En los últimos dos años Aguilar ha viajado a Suecia, Noruega, Finlandia, Estados Unidos y Costa Rica.

Con frecuencia lo acompañan Maynor García y Carlos Chaclán, quien ha elaborado las flautas de barro inspiradas en silbatos mesoamericanos antiguos.  La idea consiste en dar a conocer los instrumentos, ofrecer una pequeña charla de su historia y luego terminar con la creación de una melodía entre todos los participantes.  Ha tenido diferentes experiencias “en Noruega y Finlandia, los participantes susurran en vez de cantar porque son muy introvertidos, en cambio en comunidades guatemaltecas los segmentos de sonidos corporales terminan parecidos a conciertos de rock”, acota el músico.


El futuro cercano
Para su próximo disco, el cantautor se alejará de las leyendas y se concentrará en San Gaspar Chajul, pueblo de Quiché, donde ha realizado algunos talleres con los niños.  “Esta es una comunidad que, a pesar de haber sido muy lastimada por la guerra, se mantiene pura con sus tradiciones, forma de vestir, gastronomía y en la decoración de sus hogares; los pocos cambios se traducen en construcciones de casas, supongo que por las remesas”, explica.

Cuando él y sus acompañantes llegaron al lugar por primera vez, realizaron talleres para niños sobre pintura, música y artesanía, los cuales terminaron en una sesión dinámica y entusiasta.  La primera idea fue crear un disco con los niños cantando, pero por su nula preparación musical no fue posible.  Por esto, Aguilar comenzó a grabar las historias de los niños y así gestó la idea de realizar una propuesta artística inspirada en ellos.

Alux y el público
En las calles guatemaltecas, Aguilar no pasa inadvertido.  “He aprendido a darme cuenta de que si alguien se me acerca, ya sea por un recuerdo de Alux Nahual o de mi trabajo actual, aunque no me hable yo lo presiento”, dice el cantautor.  “No es orgullo nacional de bandera o desfile, es más de la gente, su paisaje, su sonoridad, porque yo más que del país, hablo de toda Mesoamérica pues tenemos culturas muy parecidas”, declara.  Igualmente, sigue recibiendo preguntas sobre Alux Nahual.  “Yo les respondo que no los conozco”, bromea Aguilar.  “Es por lo que más se me acerca la gente, una vez un señor insistía en decirme que yo debería tocar en la agrupación, hasta que le pregunté el porqué de su idea y me contestó: ‘Porque eres igualito a uno de ellos’”.

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